martes, 25 de febrero de 2014

Vuelve a cobrar vida mi proyecto

Tras varias idas y venidas por fin me he puesto en serio con mi blog otra vez.
Esperemos que esta vez si que lo utilize de verdad y no lo deje en el olvido como las dos ultimas veces.
Lo primero que quiero compartir con todos vosotros es este pequeña fábula que siempre me da que pensar:


Un esclavo llamado Androcles una vez escapó de su amo y huyeron a la selva. Como él estaba vagando por ahí se encontró con un león acostado gimiendo y gimiendo. Al principio se volvió para huir, pero encontrar que el León no lo persiguió, se volvió y se acercó a él. Como llegó cerca, el León saca la pata, que era toda hinchada y sangrado y Androcles encontró que una enorme espina tenía en él y estaba causando el dolor. Se sacó la espina y atada a la pata del León, que pronto fue capaz de levantarse y lamer la mano de Androcles como un perro. Entonces el León
Androcles se llevó a su cueva y cada día le traía carne de para vivir. Pero poco después fueron capturado Androcles y el León, y el esclavo fue sentenciado a ser echado al león, después de que este último había mantenido sin alimento durante varios días. El emperador y su corte vinieron a ver el espectáculo, y Androcles fue conducido hacia fuera en el centro de la arena. Pronto el León dejaron sueltos de su guarida y corrió delimitador y rugiendo hacia su víctima. Pero tan pronto como llegó cerca de Androcles reconoció a su amigo y zalamerías con él y lamió sus manos como a un perro amistoso. El emperador, sorprendido por esto, convocó a Androcles, a quien le contó toda la historia. Con lo cual el esclavo fue indultado y liberado, y el León deja suelto a su bosque nativo.




¿Que nos ha enseñado esta fábula?
Por cierto quiero aprovechar la ocasión para dar la bienvenida al mundo de los blogs de una gran amiga. La podéis visitar Aqui